Si aún no habéis leído el capítulo, podéis hacerlo aquí.
Dicho lo cual: ¡empezamos!
Conceptualización
Las primeras ideas para este capítulo surgieron hace más de un año, cuando estaba empezando a gestionar la publicación de Otoño. Pensé que, como no había hablado mucho de Nacho en el primer libro (que se centra más en Luci), ahora era el momento adecuado para profundizar en el personaje y su contexto. Nacho tiene un diario (que esconde bajo llave) en el que escribe todos sus pensamientos, especialmente aquellos que no se atreve a confesar a los demás. Por tanto, una manera original de abrir una ventana a Nacho era mostrar su vida a través de su diario. De esta manera, podía combinar los pensamientos de Nacho (en forma de narrador) y las imágenes de su vida cotidiana.
Formalmente, tenía claro que este capítulo, al ser el primero de Invierno, tenía que ser impactante visualmente. El primer capítulo de un cómic es el que nos atrae y nos "convence" de que compremos el cómic y nos quedemos leyendo. Como a Nacho le gustan mucho las camisas de cuadros, elegí un diseño reticulado de 3x3 viñetas que le diera al diario un aspecto "claro y ordenado". Me permitía también contar la historia a través de instantáneas sin muchas complicaciones formales, como si se tratara de un storyboard para una película. Por último, elegí una paleta de colores reducida: café y azul. El café me encanta, ya lo sabéis, y desde pequeña me han gustado los papeles teñidos a mano para escribir cartas, diarios, etc. Estuve pensando en incluir una cuadrícula (como si usara papel cuadriculado para escribir), pero me da bastante tirria en realidad, y prefiero que los dibujos y las letras no tengan ninguna línea añadida que les moleste. Por tanto, el aspecto de este capítulo quedó decidido desde muy pronto: fondo de café, viñetas de colores azulados y verdosos (resultado de mezclar el café con la acuarela), y recuadros de narrador claros. La letra de Nacho, en contraposición al marrón, sería de color azul.
Estuve un tiempo elaborando su trasfondo. Tenía que diseñar los personajes de la familia (la madre, el padre y el hermano pequeño) y la escenografía (sobre todo, su cuarto). Terminé ambientándome en la casa de un amigo y en algunos tópicos españoles. La casa de Nacho es bastante clásica con algunos toques modernos, y, sobre todo, lo que me interesaba era su habitación, la litera en la que duerme con su hermano pequeño y el armario en el que guarda con llave su diario.
Caligrafía
Parece que ya tenía unos cuantos ingredientes para empezar a dibujar... ¡pues no! Tenía que entrar en juego la caligrafía. Resulta que el curso pasado fui a un taller de caligrafía que duró una mañana, pero me dejó una impresión profunda y unas maravillosas fotocopias de caligrafía francesa que me llevé a casa. Una de las críticas más repetidas de Otoño era que la tipografía de ordenador (Comic Sans, para más inri) chocaba mucho con el dibujo, y que le pegaría más una letra escrita a mano. El problema era que mi caligrafía es bastante mala, y andaba en busca de soluciones. Así que, aunque de niña nunca me habían gustado los cuadernos de caligrafía, durante unos meses me pegué una buena panzada a base de fichas, plumillas, líneas de guía, caligrafía francesa, medieval...
Otra idea que me empezó a rondar la mente era la de que cada personaje tuviera una caligrafía propia. Me explico: en el cómic, no podemos oír las voces de los personajes, sino que leemos su texto. Por eso, el texto nos indica el volumen, la dirección y el timbre de la "voz" de los personajes. Si habéis leído Sandman, sabréis que algunos personajes (como Delirio o Sueño) tienen una tipografía y una forma de los bocadillos propia. Siendo este capítulo el diario de Nacho, donde él escribe, era el capítulo ideal para poner en práctica esta idea.
Y aquí es donde entra en juego otro de mis intereses: la grafología. Ya sabéis que me encanta todo lo relacionado con la psicología, y me encanta la caligrafía; el resultado natural de mezclar ambas disciplinas es la grafología, que es la disciplina que estudia la personalidad a través de la escritura.
Según la grafología, mi letra revelaba que era una persona que unía mucho las ideas, ensimismada, nada cuadriculada y más bien desequilibrada. Vamos, que tengo letra de loca (además que es ilegible). Esta letra no le pegaba a Nacho, así que tenía que buscar otros tipos de letra.
Primero, intenté imitar la letra de mis amigos. Estuve recopilando cartas y notas de algunos de mis amigos e incluso hice fotografías de sus apuntes. Luego, en casa, intentaba imitar su letra. Los resultados fueron bastante desastrosos: mi propia caligrafía era muy fuerte y terminaba imponiéndose a la de mis amigos.
Mi segunda estrategia fue que, ya que no podía copiar la letra de nadie, me inventaría una caligrafía para él. Estuve leyendo esta web sobre grafología (¡muy interesante!) y aprendiendo un montón sobre los espacios, el tamaño y la dirección de la letra, los puntos de las íes, los rabitos de las ges, las montañitas de las emes... etc. En base a estas teorías, intenté inventarme una letra para Nacho, de cero. Aquí tenéis el resultado, no me gustó mucho... además, como me pasaba antes, que mi mano es indomable y de repente coge una eme y hace una línea recta, o en vez de escribir la i, pone sólo el punto... ¡yo no sería una buena falsificadora de firmas!
A estas alturas de la película, os estaréis preguntando: "pero, ¿vale la pena rallarse tanto por un cómic?". Pues sí, quizá a otras personas no, pero a mí me vale la pena. Veo el cómic como una investigación, en la que tengo que experimentar todo lo que pueda con la técnica pictórica y la manera de narrar. Si me voy a pasar a la escritura a mano, entonces llevo ese recurso al límite. El objetivo es conseguir que el lector "sienta" que está escuchando la voz de Nacho en su cabeza; la caligrafía es algo muy íntimo y nos conecta a la persona que la ha escrito.
Como no llegaba a ninguna parte, dejé este tema de la voz de Nacho un poco aparcado hasta que lo retomé más adelante, y empecé a preocuparme de otro de los asuntos que me preocupaba: el contenido de su voz.
Diálogos
Me enfrentaba a un narrador en primera persona, algo que no había hecho antes. Era una transmisión directa de los pensamientos de personaje y tenía que econtrar la voz de Nacho.
A estas alturas, me encontraba en la playa, en verano, haciendo un primer storyboard para el capítulo, y me encontré con algunas dificultades. No quería que sus palabras repitieran lo que ya decía la imagen (p.ej. "he ido a clase en bici", "mi madre me ha preguntado qué tal me ha ido el día"). Eso tiene un nombre, "palabras duales", y me recuerda a los libros infantiles... y eso no es lo que quería. Lo que quería era más bien que las palabras complementaran a la imagen, o que la contradijeran, o que incluso fueran en paralelo a la imagen (si os interesa el tema, hablo de ello en el resumen de noviembre de mi taller de cómic).
Un par de meses después, vinieron dos autores americanos a ayudarme en forma de cómic. Se trataba de Fun Home, de Alice Bechdel; y Blankets, de Craig Thompson. Ambos son cómics autobiográficos, bastante serios, preciosos, les tengo que hacer una reseña un día de estos! Y en ellos, el autor o autora del cómic hacían de narradores de su propia vida, te explicaban cosas, reflexionaban, conectaban contigo. Me encantó la capacidad que tenían de "resignificar" una imagen a través del texto... es como el título a una obra de arte, le puede cambiar completamente el significado.
Fun home, Alison Bechdel
Blankets, Craig Thompson
Más o menos por estas fechas, estaba dando el tema del texto en el cómic en mis clases. Así que cogí un par de páginas del capítulo, les quité el texto, y se las di a mis alumnos para que intentaran inventarse unos diálogos y una narración que pegara con las imágenes. Es un ejercicio muy chulo que recomiendo a todo el mundo!
Eva
Marcos
Podéis ver el resto de versiones en el resumen de noviembre.
Dibujo y pintura
Hay que decir que empecé a dibujar en octubre, coincidiendo con las Fiestas del Pilar y que me quedé sola en casa. La inestabilidad no me va bien para crear, y había estado todo septiembre buscando trabajo y sin saber si iba a poder independizarme. Por fin, en octubre, conseguí ponerme manos a la obra. Empecé a dibujar e, instantáneamente, volví a ser feliz. Es increíble lo fácil que es hacerme feliz (a través de mi arte) y el poco tiempo que le dedico... mis personajes se encargan de recordármelo por Facebook:
A lo largo de octubre, noviembre y diciembre, fui dibujando, entintando y coloreando el cómic. Esta fase tiene menos chicha conceptual que las demás, puesto que es más plástica... ya había decidido lo que quería contar y cómo lo quería contar. Retomé el dibujo, después de mucho tiempo; retomé la plumilla y la tinta, las reglas (tomé muchas medidas para hacer la rejilla), y por último el café y la acuarela. Por cierto, me noté la mano muy torpe, os dejo con algunas imágenes.
En Navidades me encontré en un mercadillo un libro de Cómo dibujar a Mortadelo y Filemón. Lo compré sin dudarlo; mi infancia no habría sido lo mismo sin los geniales cómics de Ibáñez. Por aquel entonces, ya había terminado de dibujar el capítulo. En las últimas páginas, dejo el tono dramático de Nacho para cerrar con un toque de humor homenajeando a Mortadelo y Filemón. Siento que se lo merecen. Los que conozcáis la serie, espero que hayáis captado las referencias ;)
Uno de los factores que entró en juego fue el concurso de la FNAC. Todos los años, FNAC convoca un premio de novela gráfica junto con una editorial (ahora es Salamandra). Podéis ver las bases aquí. Hay que enviar 16 páginas que muestren un aspecto general del cómic (no tienen que ser contiguas), y un resumen de la historia. El ganador se lleva 10.000€ y le dan seis meses para terminar y publicar su cómic. ¡Es un sueño! Una de las condiciones es que el cómic tiene que ser inédito, por eso no puedo presentar Otoño. Quería presentar el primer capítulo de Invierno y algo más, pero me pilló el toro y al final sólo fueron estas nueve páginas. Quizá por eso no me cogieron. Nunca lo sabremos!
Para el concurso, escribí yo misma la caligrafía de Nacho. Provisionalmente.
La obra ganadora tenía buena pinta, así que supongo que es cuestión de seguir trabajando duro. ¡Otra vez será!
La voz de Nacho
Llegamos a la última fase de producción. Estábamos en enero y ya sólo me quedaba encontrar la voz de Nacho. Había descartado escribir la letra yo misma, y me había decidido por la letra de mi amigo Víctor, que era bonita, clara, y le pegaba bastante al personaje. Víctor es amigo mío desde hace muchos años y es uno de los amigos en quien me inspiré para hacer el personaje de Nacho. Por lo que tenía mucho sentido que él escribiera su letra y me ayudara a encontrar su voz.
Por mucho que intente ponerme en la piel de mis personajes, hay algunas experiencias que no puedo vivir en carne propia y sobre las que me es difícil escribir. Siempre es más fácil escribir sobre lo que conocemos, cuando escribimos sobre algo que no hemos vivido, estamos partiendo de "suposiciones". Uno de mis miedos al tener un narrador masculino es que los chicos me digan que no es creíble, "esto no lo diría un chico", etc. Por otra parte, no me gusta categorizar a mis personajes por sexo, los considero personas; pero la sociedad sí que los clasifica y les asigna roles de género. Así que decidí repetir el experimento de mis alumnos, pero con la totalidad del cómic. Le mandé a Víctor las páginas sin los pensamientos de Nacho, sólo con los diálogos, y él escribió lo que interpretaba que podía pensar Nacho y lo que pensaría él mismo.
Fue un proceso largo (ya que él vive fuera y no tiene escáner ni impresora, nos comunicábamos por carta y en sus visitas a Zaragoza); pero también fue guay, me gustó colaborar con él. Víctor aportó pensamientos muy frescos y auténticos que a mí no se me habrían ocurrido. Al final, hice una mezcla entre lo que yo había escrito y lo que él había escrito y de esa síntesis salió el texto que podéis leer en la versión final del capítulo.
Aproveché para corregir algunos fallos que había observado en la versión que mandé a la FNAC, corregí el color, los espacios entre viñetas, agrandé los recuadros de texto, quité alguna mancha de tinta traicionera y retoqué alguna viñeta del hermano que tenía dos manos izquierdas... jejeje!
¡Esa anatomía!
Conclusiones
Estoy contenta con el capítulo, en general. Siento que el resultado se acerca mucho a lo que tenía en mente. Por otra parte, en el proceso he aprendido un montón (caligrafía, relación imagen - texto, colaboración...). Pero también estoy cansada: si os dais cuenta, hace casi un año que empecé a pensar en este capítulo. Y, desde que empecé a dibujarlo, han pasado cinco meses. No estaría tan mal si hablamos de una obra de arte autoconclusiva, pero resulta que son nueve páginas de un libro que seguramente llegará a las 150. No puedo tirarme cinco meses para hacer cada capítulo, no es sano, no me concentro, el tiempo que le dedico es marginal, hay semanas en las que no avanzo nada, me amargo, me veo morir como artista, me auto-castigo... por suerte, tengo una buena capacidad de recuperación y siempre salgo fortalecida de mis crisis.
Mi modo de abordar este capítulo se describe muy bien con esta tira de Sarah Andersen:
En los próximos capítulos probablemente simplifique un poco el dibujo y toda esta complejidad procesual, quiero compensar este capítulo tan "serio" y de trasfondo con algunas tiras cómicas sobre Isa y sus primeros pasos en la vida de piso. Y me prometeré a mí misma concentrar las sesiones de dibujo en el tiempo y reservar algo de tiempo para mi cómic cada semana.
Espero vuestras impresiones sobre el cómic (en la página de Facebook o en el blog) y espero que os haya resultado interesante mi proceso de trabajo. ¡Saludos comiqueros!
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