martes, 28 de julio de 2020

Género queer

Hoy os traigo una reseña de un cómic sobre diversidad sexual y de género: nada más y nada menos que la autobiografía de une autore de cómics no binarie y asexual. El libro se titula Género queer. Una autobiografía y lo ha dibujado Maia Kobabe, con color de su hermana, Phoebe Kobabe. Se trata de un libro muy sincero, en el que le artiste se desnuda y nos relata su vida, desde la infancia, pasando por la adolescencia hasta la veintena, atravesando dudas, experiencias y sensaciones que le han ido llevando por un largo viaje por el género hasta encontrarse a sí misme y a comprender y validar su orientación sexual. Tanto las identidades no binarias como la orientación asexual son de las menos visibilizadas del colectivo LGTBIAQ+, por ello considero que este es un libro muy necesario, y que ayuda a conocerlas y entenderlas, y puede servir de referente para las personas queer - que tenemos identidades de género y orientaciones que no son cisheteronormativas.

Voy a aprovechar para explicar un poquito sobre diversidad sexual a la par que voy hablando del cómic, por si las personas que me estáis leyendo no estáis familiarizadas con los géneros no binarios y la asexualidad.


Desde pequeñe, Maia sintió que no encajaba en el rol de género femenino. Se crió en un ambiente bastante liberal (padres hippies que le educaron en casa durante unos años, luego fue a una escuela Waldorf), pero aun así se encontraba con situaciones que la descolocaban, en las que se le discriminaba por ser mujer. Con la llegada de la pubertad llegaron cambios a su cuerpo, le vino la regla y le salió pecho, algo con lo que siempre se encontró mal. También empezó a sentirse atraíde por chicos y chicas. Aunque no le interesaba mucho tener sexo con otras personas. La bisexualidad, la transexualidad y la asexualidad no eran muy conocidas, y menos las identidades no binarias, y Maia nos relata sus dudas, con las que llenaba cuadernos, sus pequeños pasos en busca de una expresión de género con la que se siente cómode, como llevar el pelo corto y ropa unisex, y las fases que atravesó durante la adolescencia.







Me siento muy identificada con todas sus dudas y vaivenes. Este último gráfico y la página de la caracola expresan muy bien las dudas que algunas personas tenemos y las resistencias para llegar a aceptar una identidad de género y/o una orientación no normativa. A veces por falta de información, a veces por los prejuicios sociales que llegamos a interiorizar, en forma de homofobia, lesbofobia, bifobia, transfobia interiorizadas... Por suerte le autore encuentra un entorno social que reacciona bien, en general, y le apoya. Hay algunas ilustraciones con las que me he sentido muy identificada y que ponen de manifiesto lo compleja que es la relación con el género y con el deseo:




El dibujo de la balanza es buenísimo. Con el tema de la bisexualidad, le autore se encontró al final de la adolescencia, pero llegar a identificarse como no binarie le llevó bastante tiempo. Y es que las identidades no binarias son mucho menos conocidas en nuestra cultura. Para la cual existen dos géneros, masculino y femenino, y no hay más opciones. Pero en otras culturas no es así, por ejemplo, los nativos americanos tenían la figura de "Dos Espíritus" (una persona con espíritu masculino y femenino que solía tener papel de chamán u otro papel asociado a cualidades espirituales). Las identidades no binarias son un término paraguas en el que caben infinitos géneros que no están en los extremos masculino y femenino y que reflejan diferentes maneras que hay de sentir el género: desde fluir en el género, tener los dos géneros, no tener ninguno, tener un tercer género... Puede resultar complicado de entender a nivel teórico, en un primer momento, pero el cómic lo va relatando de manera muy natural y nos muestra su proceso de descubrimiento.






Le autore aborda su identidad y su orientación desde cómo se siente y cómo se expresa, y creo que es la mejor manera para poder empatizar con elle y comprenderle. Además de verme reflejada en sus dudas, me ha llamado mucho la atención su relación con su cuerpo. En el cómic nos narra lo poco que le gusta tener la regla, sus pesadillas en las que se mancha de sangre en público y no se puede limpiar; las veces que sueña que es un chico y tiene barba y pene... las fantasías sexuales de gays, la manera en la que se masturba, su rechazo de la penetración y el flujo vaginal, el horror de las citologías, su incomodidad con su pecho y la distancia con las relaciones sexuales en general. Me ha parecido uno de los aspectos más fascinantes del cómic. Maia no emplea el término "disforia", que es el malestar que producen ciertas partes del cuerpo a las personas que no se identifican con su género asignado de nacimiento; pero nos habla de cómo odia tener la regla o que sueña con hacerse una mastectomía. Y el descontento con ciertas partes del cuerpo es algo con lo que muchas personas pueden empatizar (¿a quién le gusta todo su cuerpo? ¿quién no tiene alguna parte que le parezca fea o le dé vergüenza enseñar?). Hace años, el término "disforia" era muy lejano y confuso para mí; y sin embargo, me costaba mucho sentirme guapa y querer mi cuerpo, porque había escuchado durante años que estaba gorda, que era fea, que no era "guapa" respecto a los cánones de belleza normativos... y me llevó años y mucho trabajo emocional empezar a quererme. Quizá mi sentimiento de rechazo no era tanto "no me gusta mi cuerpo por ser mujer" (que sería más cercano a le autore) sino "no me gusta mi cuerpo por no ser suficientemente mujer". Son historias diferentes, pero como digo, creo que podemos empatizar en cierta manera con ese rechazo de algunas partes del cuerpo. Me ha fascinado su exploración de la ropa, los calzoncillos, los binders (sujetadores especiales para aplanar el pecho), el paso de un estilo más bien soso y unisex a uno colorido y lleno de flores y frikadas. Es una muestra muy bella de cómo se fue permitiendo experimentar y escoger prendas que le gustaran aunque estuvieran en la sección de chicos... la expresión de género es una categoría diferente a la identidad de género, y no tienen por qué coincidir, pero escogemos ropa y complementos que nos representan de cierta manera y con las que nos sentimos a gusto, y también tiene que ver con cómo queremos que nos lean. Me siento muy identificada con esa exploración de la ropa andrógina y la ropa masculina, que es algo que llevo haciendo toda la vida, y toda la vida me han llamado chicazo y estrafalaria y lo seguiré siendo con mucho orgullo :)







Profundizando un poco en el tema de la identidad no binaria, resulta muy interesante ver cómo Maia va encontrándose poco a poco. Desde las primeras noticias que le llegan sobre personas trans a las conversaciones con personas trans (p.ej. me llamaron la atención las que tuvo con el novio de su hermana, un chico trans; y más tarde con una persona no binaria). Me siento reflejada en su búsqueda de referentes, cómo va conociendo y encontrando maneras de sentir, de nombrarse, de expresarse. Elle no conocía el lenguaje neutro hasta que no tiene profes no binaries y finalmente encuentra la solución de la terminación en "e", y el pronombre con el que se siente cómode. Como podéis ver lo he estado utilizando durante todo el texto para referirme a elle, porque es la manera en la que quiere ser tratade, y no hacerlo sería una falta de respeto. A algunas personas les cuesta mucho entender y utilizar el lenguaje neutro, algunas lo rechazan furiosamente argumentando que el masculino genérico ya engloba a todo el mundo y no hay necesidad de usar fórmulas como "chicos y chicas", "alumnado", "el personal sanitario", "todes", etc... pero en el caso de Maia, le molesta que le llamen "chica" o que se refieran a elle como "ella", y tampoco se identifica con "él". Muchas personas no binarias necesitan el lenguaje neutro para nombrarse. Desde hace un tiempo, estoy en un chat de Telegram de personas no binarias, y uno de los protocolos que tenemos es presentarnos con nuestro nombre y nuestros pronombres. Porque no hay otra manera de saber qué pronombres utiliza una persona mas que preguntándoselo. No se puede adivinar en base a su aspecto, eso equivaldría a asumir su género. Hace tiempo me daba cosa preguntarlo, pero desde que estoy en ese chat me encanta que hablemos así y lo estoy implementando en mis clases. En el taller de cómic que di hace poco en la Casa de Juventud de Torrero me presenté con mis nombres (Sonia y Neo) y mis pronombres (ella, elle y él) y pedí al alumnado que hiciera lo mismo. Y la verdad es que dio buen resultado. Y me hizo mucha ilusión que un alumno me llamara "Neo" :) Como digo creo que es una buena forma de normalizar el tema de la diversidad de género, integrarlo en las presentaciones, acostumbrarnos a preguntar "¿qué pronombres usas?" o ¿"cómo quieres que me dirija a ti?" cuando conocemos a alguien.







También quería dejaros las páginas en las que Maia habla con su tía lesbiana y feminista sobre el género trans y la misoginia. El cómic no se extiende mucho sobre este tema, pero me ha gustado mucho que lo mencionara, porque es algo que me ha rallado muchas veces - hasta qué punto rechazo la identificación con lo femenino por una cuestión de misoginia, por salir del lugar de inferioridad y sumisión en el que el patriarcado nos coloca a las mujeres. Claro que, según esa regla de tres, ¡¡todas las mujeres querríamos ser hombres!! Después de unas viñetas de debate consigo misme, Maia concluye que su distanciamiento con la feminidad va más allá de la necesidad de liberarse de las cadenas del machismo. Se la ve una persona deconstruida, que no asume que por ser chico o chica, una persona tenga que cumplir con unos roles de género determinados. Su sentimiento va más allá de eso. Y ese es el punto donde me encuentro yo también, deconstruyendo los roles de género y las nociones de feminidad y masculinidad (con sus puntos buenos y malos, cuestionando la masculinidad tóxica, revalorizando lo femenino). Y buscando mi lugar, a veces me pregunto: "una vez deconstruyes la masculinidad y la feminidad, ¿qué te queda? Un puñado de cualidades y actividades repartidas en dos columnas, que son complementarias... todo el mundo tiene cualidades femeninas y masculinas... nadie es totalmente femenino ni totalmente masculino... ¿qué soy?..." (y me respondo una cosa distinta cada día).








La parte de la asexualidad ha sido la más nueva para mí, como persona alosexual. Breve explicación: asexual es una orientación más que significa que no se siente atracción sexual o romántica por otras personas. Lo contrario de asexual es alosexual, es decir, persona que siente atracción sexual por otras. Maia se enamora varias veces en la adolescencia y otra vez en la edad adulta, pero decide que no le interesa tener pareja ni tiene tanto deseo de tener relaciones sexuales. Durante el cómic la vemos pasar malos tragos ante personas que quieren salir con ella y a las que rechaza porque no le interesa tener una relación. Le interesa más la amistad. Finalmente encuentra a "la chica Z" con la que encaja super bien, y también disfrutan del sexo, comienzan a entablar una relación, pero la termina dejando porque tiene que resolver las cuestiones referentes a su género. Aunque no comparta su situación, he empatizado mucho con su angustia por no cumplir la sexualidad normal, y preguntarse qué le pasa y creer que está rota o que algo no funciona dentro de ella como debería. Al igual que tenemos una heteronorma, también tenemos una serie de normas sociales en cuanto a las relaciones, Maia ve cómo la sociedad espera que tenga una pareja, que tenga hijos, que tenga deseo sexual por otras personas... y se pregunta dónde encaja elle en todo eso. Yo también me he sentido fuera de la norma muchas veces por tener deseos y necesidades sexuales diferentes de lo que se supone que es "normal". Todas estas situaciones nos llevan a cuestionarnos qué es la sexualidad normal y quién la cumple. El triángulo que os presento debajo muestra la sexualidad como un espectro: en el eje horizontal hay un contínuo de la atracción heterosexual a la homosexual, y también hay un eje vertical que indica la frecuencia y la intensidad de la atracción, en cuyo vértice inferior estarían las personas asexuales... y en medio tenemos toda una escala de grises, donde se encontraría por ejemplo la demisexualidad, que necesita tener una relación emocional con una persona para sentir deseo sexual por ella. Una reivindicación importante de este colectivo es defender que no tienen ninguna enfermedad ni carencia, simplemente una manera diferente de sentir atracción (puede ser romántica, sexual, o ninguna de las dos). 

Fuente: wikipedia





En resumen, recomiendo la lectura de este cómic porque es una ventana a la diversidad, y es muy importante tener referentes, no solo de cara a las personas LGTBIAQ+ para reconocerse, sino para el resto de personas, porque lo que no se conoce da miedo y es objeto de rechazo. Yo personalmente tenía una imagen muy limitada de lo trans hasta hace poco: creía que solo había dos opciones (masculino o femenino) y que estas personas estaban 100% seguras de lo que querían, experimentaban disforia de género y querían hormonarse y operarse. Y realmente la realidad es mucho más diversa, no todas las personas trans se hormonan ni se operan, y eso no hace que sean menos válidas, como señala la humorista trans Elsa Ruiz... que es precisamente un referente que me ha abierto mucho la mente y me ha ayudado a comprender mejor las realidades trans (y quizá mi propia relación con el género). En definitiva, Maia Kobabe nos muestra el proceso que le ha llevado a conocerse y la compleja relación entre la identidad, el género, la sexualidad y el deseo. Y le admiro por haber sido capaz de mostrarse de esta manera y convertirse en un referente para muchas personas. Ya lo es para mí. 




Podéis conseguir su cómic en librerías, ha sido editado por Astronave en mayo de 2020 con una edición preciosa en tapa dura, y podéis seguir a le autore en Facebook: Maia Kobabe; e Instagram: @redgoldsparks.

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