martes, 6 de octubre de 2015

Maus. Las memorias de un judío que sobrevivió al holocausto... en forma de cómic.


Hoy os traigo una lectura de un cómic que fue un hito en la historia de la novela gráfica americana, aportando frescura y originalidad tanto a la técnica del cómic como a la mirada que arroja sobre el Holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial.

"Maus" se desarrolla como una novela biográfica, en la que el autor -Art Spiegelman- rememora junto a su padre, superviviente a un campo de concentración, las penurias por las que tuvo que pasar. Podría ser árido, a primera vista, pero Spiegelman lo dibuja de tal modo que parece un cuento: los judíos son ratones y los alemanes, gatos. El dibujo es entrañable y a la vez muy expresivo. La voz en off del padre guía los recuerdos que el hijo va representando con claridad y fuerza, en una línea de rotulador que recuerda al grabado.




Uno se podría preguntar, antes de leer este libro, si se puede representar el horror. Si el Holocausto judío es un tema demasiado grave y pesado para un cómic. Sin embargo, creo que Spiegelman consigue representar el horror. Y lo hace por varias razones: la narración en off nos ayuda a interpretar los hechos y a identificarnos con el protagonista; la tensión dramática va en crescendo, comienza con la persecución de los judíos y termina con el campo de concentración; el dibujo se vuelve expresionista en los momentos más crudos de la historia. Y además todo el relato está enfocado desde un lado muy humano, ya que se trata de la biografía del padre hecha por su hijo.



En ese punto me gustaría detenerme. El autor hace continuos saltos entre el presente y el pasado, nos muestra no sólo lo que su padre pasó en los campos de concentración, sino las secuelas que le han dejado. Y eso es quizá lo que más me impresionó de esta historia, porque la mayoría de las películas y libros que conozco se terminan cuando acaba la guerra, pero aquí vemos cómo ha afectado psicológicamente al padre y a la madre del autor, y por extensión al propio autor. Spiegelman se retrata a sí mismo, con sus dificultades y dudas para sacar el proyecto adelante. Poco a poco se deja entrever que la investigación sobre el holocausto es mucho más que una obra histórica; es una investigación sobre el legado que su padre le ha dejado como persona y un retrato de su relación con él. Me impresionó mucho el momento en el que el autor se hacía pequeño, literalmente, ante las dificultades que suponía defender su proyecto artístico; y también la conversación en el coche con su mujer en la que se preguntaba si el cómic era un medio apropiado o no para contar esta historia.




Me gustó mucho narrativa y estilísticamente: cómo saltaba entre el presente y el pasado, usando un tipo de marco distinto para cada tiempo; el uso de la negrita (típico del cómic americano) y la distinción entre mayúsculas y minúsculas. Además, de vez en cuando hacía una composición original, metía un ángulo aberrante o traspasaba el marco de la viñeta; aunque tengo entendido que Maus no es de las obras más experimentales que ha hecho Spiegelman. Resulta en general un cómic que se lee muy bien, con un estilo sencillo pero claro, muy expresivo, a pesar de la simplicidad del dibujo. Lo que no tiene de realista lo gana en gestualidad y diálogos. Y ese aire de grabado a la vez que de tira cómica lo hace muy familiar para el ojo.

Se mire por donde se mire, Maus es un cómic buenísimo, no es por nada que le dieron el único premio Pulitzer que se ha otorgado a un cómic... No quiero desvelar más cosas sobre esta fantástica obra para dejaros con las ganas de leerla :)  ¡Saludos comiqueros!



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