viernes, 25 de diciembre de 2015

Taller del 22 de diciembre en Boadilla


Voy a inaugurar la temporada navideña de entradas en este blog con un resumen de mi última clase de cómic. Fue una ocasión especial: un taller de 4 h en la Noche Friki de la Casa de la Juventud de Boadilla del Monte, el 22 de diciembre.

Como no sabía qué tipo de público iba a tener - qué edad y qué experiencia dibujando - había planteado el taller como una forma de pasárselo bien dibujando y creando. Me preparé una serie de ejercicios -desde los más fáciles a los más difíciles- para poder adaptarme a la gente que viniera. También acordé con la coordinadora dividir el taller en dos clases de dos horas. Me esperaba tener un aula para mí y una serie de chavales que se hubieran apuntado al taller por vocación artística... ¡nada más lejos de la realidad! Cuando llegué, me encontré un caos de niños corriendo de un sitio a otro y coordinadores locos preparando los últimos detalles para los talleres...

Era la "noche friki" y habían preparado un montón de talleres gratuitos para los chavales. Robótica, espadas láser, cocina japonesa, miniaturas, karaoke, maquillaje, Minecraft... todo parecía mucho más apetecible que mi humilde y tranquilo taller de cómic. Además, me habían colocado un poco mal: en un rellano al fondo del pasillo del sótano, junto a la sala donde tenían ordenadores y playstations y más allá un karaoke. Así que tuve que "venderme" un poco e ir consiguiendo alumnos para mi taller. Les abordaba con una sonrisa, les ofrecía el taller de cómic y les decía que no hacía falta saber dibujar. Ya que muchos ponían esa excusa para no participar. Pero, al final, conseguí diez o doce alumnos a lo largo de la tarde. Esa es otra: no era un taller a puerta cerrada, así que los chicos iban llegando, se marchaban o se incorporaban a mitad de clase. Pero logré resolverlo... eligiendo los ejercicios más fáciles y divertidos para cada ocasión.






Empecé con cinco chicas adolescentes que decían que no sabían dibujar. Pero algunas de ellas escribían historias de terror. Nos presentamos (les pedía que se pusieran el nombre en una pegatina en el pecho para facilitar las cosas) y les planteé el primer ejercicio para romper el hielo. Se trataba de poner diálogos a una tira a la que le había quitado los diálogos. El objetivo era escribir un diálogo coherente con las imágenes, fijándose en los gestos de los personajes e imaginando qué tipo de relación podían tener. Luego, al compararlos, se veía cómo cada una se había montado un rollo distinto y era gracioso. Después de buscar por la web alguna tira de Robert Crumb (cuyo personaje el gato Fritz tiende a hacer largos monólogos y hay bastantes viñetas en cada página) no encontré ninguna que me gustara en buena calidad, ni con pocos personajes; así que resolví utilizar una página de mi cómic. ¿Cuál? Una en la que hubiera un poco de monólogo. Pero que no fuera demasiado rara. Escogí una página de la discusión de Isa y Luci en el capítulo 8 (¡No me llames nena!), cuando Luci dice aquello de "todos queréis cortarme las alas antes de que eche a volar... ¡quiero tener derecho a equivocarme!". Lo que no había tenido en cuenta es que Isa está desnuda en ese momento, y que para el resto de la Humanidad ese desnudo está injustificado U^_^ efectivamente, a todos mis alumnos les creó bastante confusión el desnudo de Isa... al margen de eso, el ejercicio resultó más fácil para algunos que para otros: hubo dos chicas que, después de darle muchas vueltas sin ser capaces de inventarse nada, decidieron hacer un diálogo entre las dos, basándose en una experiencia de su vida; y, sin embargo, otra chica, en cuanto vio la tira, dijo que estaba muy claro lo que pasaba entre los personajes con sólo ver sus expresiones. Esta chica es Ana, de 14 años, que hizo el siguiente diálogo:



Más tarde vino otro chico, Jorge, de diez años, que hizo el siguiente diálogo:




La verdad es que ambos se ajustaron bastante bien a los dibujos y al espacio que había para colocar texto. Otras versiones de la tira apuntaban más a una relación erótica entre Isa y Luci (por el desnudo y cómo Luci apoya la cabeza en el regazo de Isa). En una tira, era Isa la que estaba seduciendo a Luci para aprovecharse de ella; y en otra tira, Luci estaba súper confusa y le estaba reprochando algo a Isa, pero no quedaba muy claro el qué, tenía una especie de confusión existencial... por último, una chica del bachiller de Artes se inventó que Luci estaba alucinando y decía cosas incoherentes como "azul, oscuro, paraguas, humo!". Es un ejercicio bien majo para hacer entre varios y comparar qué película se ha montado cada uno. Es como cuando doblas una película y haces diálogos graciosos. Luego les mostré el original y se quedaron bastante impresionados. Si queréis ver el diálogo original, es la página 19 del capítulo 8.

Después, con cuatro de las chicas, hice un ejercicio sacado del libro de Scott McCloud Hacer cómics. El ejercicio se llama "Quanto cómics" y consiste en que cada uno escribe el título de una tira en la parte superior de una hoja de papel y se reparten las hojas, de forma que cada uno tiene que dibujar una tira según el título que le toque. Es mejor que los títulos sean un poco abiertos, como "el encuentro misterioso" o "un día inolvidable", para dejar más margen de maniobra al dibujante. Les expliqué, de paso, unas breves nociones de elección de momento, flujo de lectura y de narrativa, haciendo énfasis en que tenían que ser muy concisas y reservarse una sorpresa para el final. La cosa de las tiras cómicas es que te van creando una expectativa para, al final de la tira, sorprenderte con un giro argumental y un desenlace gracioso. En base a eso, el título es un pretexto para crear una tira de una página. Yo les animé diciendo que podían hacer monigotes y les puse el ejemplo del Bueno de Cuttlas, que a pesar de ser un monigote se publica en el periódico. Y la verdad es que, para no saber dibujar, las chicas lo hicieron bastante bien, lograron contar una historia con un número de viñetas muy breve y usaron varios recursos como la narración en off, la omisión y las onomatopeyas. La composición dinámica, el cambio de encuadre y de ángulo de cámara no lo usaron tanto, parece que es menos natural para un dibujo esquemático. No tengo dibujos de este ejercicio porque se los llevaron todos sus respectivas autoras. Pero se lo pasaron bien, una vez empezaron se metieron en el rollo, incluso entintaron la tira, y luego se las enseñaron entre ellas. Para terminar, les hablé un poco de mi blog y les di tarjetas :) para acabar de conocernos, estaban bastante abiertas y habladoras; también ayudó el hecho de que vinieran en parejas de amigas. Y me respetaron bastante para ser yo tan joven... U^_^ me preguntaron que cómo podían aprender a dibujar y con lo cuentista que soy... les acabé contando mi vida.

Se hizo la hora de empezar el segundo taller y, después de un rato de "mendigar" alumnos por los pasillos, conseguí tres chicas y un chico. Las chicas eran adolescentes también, estudiantes de Bachiller de artes y de escénicas. Y el chico tenía 10 años. Pero no iban a quedarse las dos horas, así que dejé el ejercicio más difícil para otro día.

Volví a plantear el ejercicio de completar los diálogos y.. de eso ya os he hablado. Aproveché para hablar un poco con las que terminaron más rápido; ahora lo recuerdo y me parece curioso que consiguiera entablar conversación tan fácilmente con las chicas, comparadas con mis alumnos de San Fernando, que son más calladitos. Supongo que tengo un aspecto simpático y, además, puedo hacer comentarios guarros que en el otro taller me los tengo que guardar... y que me salen tan naturales, como sabréis los que seguís mi cómic, me paso el día pensando en sexo, existencialismo, sexualidad, identidad, etc...

Al cabo de una hora, las chicas se marcharon y les cogieron el relevo un chaval muy simpático llamado Óscar, de trece años, que era "dinamizador" (una mezcla entre alumno de los talleres y ayudante); y dos chicos de mi edad con pinta de frikis... Adrián y una chica que se hacía llamar "Muerte y Destrucción". Me pareció muy curioso dar clase a gente de mi edad, universitarios, y además frikis... les propuse un ejercicio para hacer un poco de narrativa, también con monigotes: a partir de un argumento o tema común, cada uno tenía que desarrollar una tira cómica... ajustándose a una rejilla de viñetas que yo les daba. Para esto, cogí dos modelos muy distintos: una rejilla de ocho viñetas regulares, de Maus (occidental); y dos páginas de Ranma 1/2 que tenían una composición más dinámica de estilo manga. La mayoría escogió la primera opción por ser más fácil, ya que no tenían mucha idea de dibujar y menos de cómic. El tema de la tira, sugerido por Muerte y Destrucción, fue "Dragones al curry". Y surgieron ocurrencias super graciosas! Adrián, por ejemplo, hizo una referencia a los juegos de rol (lo sabía, eran frikis hasta la médula) con un guerrero que le pedía a un hechicero un arroz al curry para vencer a un dragón... y terminaba vomitándole el curry encima. Óscar, para mi sorpresa, lo resolvió en sólo cuatro viñetas: un tío va a un restaurante, pide la especialidad de la casa, el camarero le sirve dragones al curry y le advierte de que son muy picantes, el tío prueba una cucharada y echa una llamarada enorme por la boca. Qué genial... Y hasta le dio para hacer un título y un rótulo con la palabra "FIN" a colorines :D envidio la creatividad y la facilidad de los chicos de esa edad... a Muerte y Destrucción y a mí, en cambio, no se nos ocurría nada... sólo conservo la tira de Jorge (10), que era el que mejor dibujaba de todos, sin duda!



"Dragones al curry", por Jorge (10 años)


Para terminar, pasamos la última media hora del taller haciendo uno de mis juegos favoritos: el cadáver exquisito. Es un juego inventado por los surrealistas, que ya sabréis que les gustaban el azar y la escritura automática... hay muchas variantes de este juego, pero como yo lo hago combina palabras y dibujos. Se juega así:

cada jugador tiene una hoja de papel y un bolígrafo o lápiz de distinto color. Todos empiezan escribiendo una frase en lo alto de la hoja. Puede tener más o menos sentido y ser todo lo abstracta o concreta que el autor quiera. Después, se pasa la hoja al compañero de al lado (todos a la derecha o todos a la izquierda). Hay que dibujar la frase que el compañero ha escrito. Antes de pasar el papel, se dobla la frase para ocultarla, y el siguiente recibe la hoja pero sólo ve el dibujo, y tiene que transcribirlo a palabras formando una nueva frase. Cuando ha terminado, dobla el dibujo y lo pasa al siguiente; y de esta forma se va haciendo un teléfono roto en el que el enunciado original se deforma cada vez que cambia de manos. Cuando la hoja llega a su autor original, o cuando ya no queda espacio en el papel, se desdoblan las hojas, y es una risa ver en qué empezó y en qué se ha transformado. Este juego es para toda la familia, no hace falta saber dibujar (de hecho, es muy gracioso cuando se combinan distintos estilos de dibujo en un mismo papel) y siempre arranca unas risas al grupo, porque es una locura total. Os dejo con algunos ejemplos de lo que salió de la mano de los que lo hicimos: yo escribo en azul, Óscar, en negro; Muerte y destrucción escribe a lápiz y Adrián, en color naranja.




Primer cadáver exquisito:
Comienza con  "Hacía frío y pilló un constipado. Luego le entró hambre" y termina con "Un vestido en una bolsa parlante".



Segundo cadáver exquisito:
Comienza con "La tinta conspiró contra la humanidad hasta absorberla" y termina con "Globo rojo semitransparente delante de un volcán".



Me quedé con ganas de hacer una comic jam, que era el ejercicio difícil que tenía reservado en caso de que viniera gente con experiencia dibujando y/o escribiendo historias. Se trata de un ejercicio de creación colectiva: primero cada uno escribe una serie de atributos de personajes en papelitos; se mezclan los papelitos y se reparten aleatoriamente entre los jugadores. Entonces cada uno tiene que crear un personaje con esos atributos, lo dibuja y lo presenta a los demás (según los atributos que hayan tocado y el trasfondo que se invente, el personaje puede ser más o menos realista o grotesco). Después se inventa entre todos un guión que incluya al máximo de personajes posible, y que tenga una estructura narrativa (tipo cuento); se reparten las escenas y cada uno dibuja una o dos páginas que forman juntas un maravilloso cómic colectivo. Para que no sea muy caótico, el coordinador tiene que ir mediando entre todos; aunque creo que es parte de la diversión que cada uno se tome licencias. Me gustaría hacer este ejercicio algún día, tiene que ser la leche; pero creo que se necesitan dos o tres horas y gente comprometida (y que sepa un poco) para hacerlo bien.

Mi valoración final del taller fue buena: no era para nada como lo esperaba, pero el objetivo de que se lo pasaran bien y se soltaran un poco lo cumplí. Sobre todo me parece guay que yo misma me desenvolviera naturalmente con los chavales, a pesar de ser totalmente desconocidos y de dar el taller en un sitio nuevo y en unas condiciones nuevas. Comparado con mi primer día de clase, en el que saqué a los alumnos antes de hora de puro nerviosismo, creo que se nota mi progreso :) No me importaría dar más talleres de cómic, la verdad... de dar más horas de mi taller de San Fernando... pero eso no depende de mí.

Ah! Y por esto me llevo el equivalente a lo que gano en un mes en San Fernando :) no está mal, el extra de Navidad...

Saludos navideños.

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